Quo Vadis Radical?


 

Una de las notas de color que nos deja las elecciones del domingo pasado es la participación de la U.C.R. que en nuestra bucólica aldea de montaña tuvo un papel destacado aun cuando su nombre no apareció en ninguna de las boletas que conformaron la oferta electoral.

Como para muchos de los que concurrieron a votar el día domingo resulta bastante desconocido, tal vez sea necesario recordar el largo y sinuoso camino recorrido por el partido fundado por Leandro N. Alem a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Populistas con Yrigoyen, golpistas y gorilas con la fusiladora, desarrollistas con Frondizi, Suizos con Ilia, socialdemócratas con Alfonsín, aburridos con de la Rúa, resucitados cual Lázaro con Macri, el radicalismo de hoy esta como aquellos jóvenes de ayer, que lloran el pasado como vieja en matiné.

A este ejercicio de gatopardismo que han exhibido a lo largo de su historia, la última elección en SMA le añadió un nuevo capítulo: ser un sello de goma, travestido en un nombre diferente para intentar engañar al electorado y pescar en rio ajeno, y vendido al mejor postor con escritura pública pasada ante notario.

Los 1745 votos que obtuvieron en estas elecciones, utilizando el nombre de “Juntos por el Cambio”, no reflejan cabalmente la miopía política, la carencia absoluta de ideas y la improvisación que exhibieron a lo largo de toda la campaña y que redundo, paradójicamente, en que el cambio no fuera posible.  

Dicen que cuando le preguntaron a Giulio Andreotti acerca de la frase que alguien pronuncio de que el poder desgasta, la lacónica respuesta del líder de la Democracia Cristiana y personaje central de la política italiana de la segunda mitad del siglo XX fue “el poder desgasta a quien no lo tiene”.

Teniendo en cuenta esta afirmación, y considerando el hecho de que el radicalismo lleva cuarenta años sin ejercer el poder en SMA, y navega en la intrascendencia absoluta, el desgaste adquiere proporciones épicas, como lo demuestra su deriva actual. De allí la frase que titula esta columna.

La expresión latina “quo vadis?” (¿adónde vas?) está vinculada a una tradición cristiana que gira en torno a San Pedro. De acuerdo con los Hechos de Pedro, el Emperador Nerón en el año 64 comenzó una persecución contra los cristianos. Temeroso de que algo malo le pudiera suceder, Pedro escapa de Roma por la Vía Apia, pero en el camino se encuentra con Jesucristo que iba cargando una cruz.

Pedro, al verlo, le pregunta: «Quo vadis Domine» (¿A dónde vas, Señor?) a lo que Cristo contesta: «Romam vado iterum crucifigi» («Voy hacia Roma para ser crucificado de nuevo»).

Pedro, avergonzado de su actitud, vuelve a Roma a continuar su ministerio, siendo posteriormente martirizado y crucificado cabeza abajo.

Tal vez para los radicales, la última elección no haya sido más que su retorno a Roma.

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