Dia R+3: Cuando se rompe el dique
En la vorágine a la que estamos sometidos cotidianamente, en la que las noticias de la semana pasada ya son prehistóricas, tras las elecciones del domingo y la resaca del lunes, ya es posible empezar a poner blanco sobre negro el escenario político que se abre en nuestra bucólica aldea de montaña
La primera
conclusión que resalta por lo obvia es que tenemos por delante cuatro años más
de lo mismo. El MPN en SMA gracias al no por remanido, menos eficaz recurso del
“divide y reinaras” consiguió una agónica victoria que no alcanza a disimular
la debacle que supone la histórica derrota a nivel provincial luego de 60 años
de gobierno y la escasa legitimidad con la que será investido el 10 de
diciembre.
Aun cuando
admitamos como excesiva aquella frase de Borges de que la democracia es un
abuso de la estadística, debemos recurrir a esta para entender cuál es el nivel
de apoyo con el que el actual Intendente Carlos Saloniti iniciará su segundo
mandato. Las cifras nos dicen que en SMA solo participo un poco menos del 68%, ello
supone que, de cada 10 votantes, 3 no concurrieron a votar. De esos 7 votantes
que fueron a las urnas, solo 3 votaron por el actual intendente. Es decir que
Saloniti llega al 10 de diciembre con el apoyo de 2 de cada 10 sanmartinenses.
Es verdad
que es posible imputarle como apoyo los votos del Frente de Todos, alianza que
ha cogobernado el Municipio desde el 2019 manejando la Dirección de Vivienda
(luego de la precipitada salida del anterior titular del cargo) y la clara
filiación política del gremio que es quien maneja los hilos del Municipio, que
le aportaría un 14% de los votantes. Es decir que sumado el FdT, tendría el
apoyo de 3 de cada 10 sanmartinenses en condiciones de votar.
Son muchas
las razones que pueden explicar esta falta de apoyo, que surgen de la propia
constatación de la ausencia de política municipal exhibida estos últimos 4
años.
Una política
de mantenimiento de rutas y caminos inexistentes en las cuales los baches van
camino de transformarse en soluciones habitacionales. Una política de viviendas
sin planificación y mucho menos transparencia donde hace 10 años que el Municipio
incumple la obligación de hacer pública la oferta de demanda habitacional para
que la adjudicación de las mismas sea transparente.
Una falta
absoluta de política de apoyo al deporte con un déficit monumental en
infraestructuras municipales que hace que las entidades deportivas tengan que
mendigar para obtener espacios en que los chicos y adolescentes puedan realizar
las diferentes disciplinas deportivas.
Un Municipio
elefantiásico e ineficiente con un recurso humano escasamente motivado y mucho
menos capacitado, en el que las habilitaciones comerciales pueden tardar meses
y un final de obra en plena expansión de la construcción que puede tardar años y
donde la discrecionalidad administrativa es moneda corriente
Una gestión
que ha hecho de la improvisación su norma de funcionamiento y que siempre
necesita de soluciones legislativas urgentes para situaciones que debieron
haberse planificado y llevado cabo con una previsión que brilla por su
ausencia.
Una gestión
económica absolutamente opaca donde los presupuestos nunca tienen que ver con
la realidad del gasto, que son dignos de mejor artista para semejante dibujo
contable y que según la información que se proporciona nunca resulta suficiente
para cubrir las erogaciones del Municipio. lo que redunda en un incremento de
las tasas e impuestos municipales que debemos afrontar los ciudadanos de a pie,
que a cambio reciben cada vez menos y peores servicios.
Una gestión
que ignora absolutamente barrios enteros con el sencillo recurso de no percibir
las tasas que deberían abonarse para considerarse eximida de proporcionar los
servicios básicos y que no le impide en su voracidad recaudatoria, intentar
ampliar el ejido siguiendo la ideología de su socio de gobierno, que hace suya,
de seguir exprimiendo a los sanmartinenses. El resultado es ciudadanos que ven
como a las penurias económicas que las políticas del gobierno nacional provocan
le deben sumar las presiones tributarias a las que los somete el Municipio y
aunque sea incapaz de prestar servicios en el ejido que ya posee.
No hay por
tanto demasiados motivos para celebrar, pues las expectativas de que algo de
esto pueda cambiar parecen inexistentes.
El único indicio que puede invitar al optimismo es que el dique se rompió. La histórica derrota en la provincia parece dejar al descubierto las redes de complicidades e impunidades que en los últimos 20 años han dejado una provincia rica, con funcionarios ricos pero donde las escuelas se caen a pedazos. Habrá que ver por tanto como podrá funcionar el gobierno municipal sin la cobertura que otorgaba una justicia absolutamente parcial construida bajo la sombra azul del Movimiento. Los nuevos aires que soplan desde Neuquén tal vez sean el comienzo de un cambio. Y como dice la canción, cuando se rompe el dique, llorar no te ayudará, rezar no te servirá de nada, tienes que empezar a moverte
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